Se ha demostrado que el ejercicio regular, especialmente las actividades físicas aeróbicas moderadas, mejoran la presión arterial, el flujo sanguíneo y los niveles hormonales. Este ejercicio también aumenta sustancias químicas como el óxido nítrico, que ayudan a mejorar el flujo sanguíneo del pene. El efecto dominó de estas mejoras es un aumento de la resistencia, la fuerza y la flexibilidad, todos cruciales para mejorar la fuerza y la resistencia del pene de forma natural. La actividad física constante es, de hecho, una estrategia vital para lograr un rendimiento sexual más saludable.
Seguir una dieta sana, que incluya alimentos como la sandía, la cebolla, el salmón, la carne roja, los cereales integrales, la leche, las legumbres, los frutos secos, las manzanas, el brócoli y los pimientos, puede contribuir significativamente a la salud general y la circulación. Ciertos alimentos, como las manzanas, el brécol y los pimientos, contienen el antioxidante quercetina, conocido por sus efectos positivos sobre la salud sexual. Además, se sabe que una dieta rica en omega-3, como el salmón y las nueces, equilibra las hormonas sexuales, mejorando así la libido y la resistencia.
Los ejercicios de Kegel, que fortalecen músculos pélvicos específicos, desempeñan un papel activo durante la erección. La práctica regular de los ejercicios de Kegel durante un periodo de tiempo ha demostrado mejoras en los síntomas relacionados con la disfunción eréctil, aumentando así la fuerza y la resistencia del pene.
La masturbación puede mejorar significativamente la resistencia sexual, ayudándole a durar más en la cama gracias a la liberación de la tensión sexual acumulada. Experimentar con diversas técnicas, como utilizar la mano no dominante o aumentar la intensidad girando y empujando las caderas, puede ayudar a mejorar el rendimiento sexual.
El estrés puede afectar considerablemente al rendimiento sexual.
Controlando el estrés mediante técnicas de relajación como la meditación, el yoga o ejercicios de respiración profunda, puede mejorar la resistencia sexual.Otros métodos para controlar el estrés y otros problemas de salud incluyen una mayor atención a los juegos preliminares y una comunicación abierta.
La comunicación abierta con su pareja es esencial. Puede ayudar a reducir la ansiedad y mejorar los síntomas de la disfunción eréctil, mejorando así las relaciones con la pareja sexual y aumentando la resistencia. La comunicación también puede incluir conversaciones sobre la experimentación con diversas actividades sexuales, lo que puede añadir variedad y excitación, mejorando así el rendimiento.
Dormir lo suficiente puede reducir el estrés y mejorar el estado general de salud, lo que a su vez puede mejorar el rendimiento sexual. No hay que subestimar el poder reparador del sueño cuando se trata de mejorar la salud sexual.
Problemas físicos como las enfermedades cardiacas, el colesterol alto, la hipertensión, la diabetes, la obesidad y el tabaquismo pueden causar disfunción eréctil. Del mismo modo, problemas de salud mental como la depresión, la ansiedad, el estrés y los problemas de pareja pueden interferir en las sensaciones sexuales. Tratar estos problemas de salud es fundamental para mejorar la fuerza y la resistencia del pene de forma natural. Esto puede implicar cambios en el estilo de vida o buscar asesoramiento médico para afecciones como niveles bajos de testosterona y trastornos vasculares.
Si padece una disfunción eréctil leve, es posible que no necesite medicación para recuperar el ritmo. Sin embargo, hay casos en los que es necesario el asesoramiento médico profesional. Los profesionales sanitarios pueden aconsejarle sobre una dieta adecuada, rutinas de ejercicio, técnicas de control del estrés y cualquier intervención médica necesaria. También pueden abordar cualquier preocupación o ansiedad sobre el rendimiento sexual.